«La incidencia del COVID-19 permitió dejar al desnudo la cruda realidad que vive nuestro País y gran parte del mundo. Existe una clara incoherencia entre la planeación del estado, la asignación de recursos de inversión y las verdaderas necesidades de la población y los territorios. Queda demostrado que el modelo económico implementado en las últimas décadas, más por obligación que por voluntad propia, debe ser revisado y repensando. Esta crisis nos muestra que un modelo con orientación meramente económica, dejando de lado el bienestar de la gente, debe reorientarse.
Esta crisis, en síntesis, nos demuestra que lo que hoy más necesitamos para sobrevivir como sociedad colombiana, es en lo que menos invierte el estado: Ciencia, Agricultura y Sistema de salud. La inversión en ciencia es vergonzosa, la de Agricultura no alcanza al 2% del presupuesto nacional, parece de un país del tamaño del Quindío, que equivale como a una de las provincias más pequeñas de Boyacá, dando más prelación a las importaciones, para generar empleos y divisas a los países que nos inundan con sus alimentos, que a la producción interna. Y el sistema de salud, como los demás temas de importancia estratégica, en manos de intermediarios inescrupulosos que anteponen su riqueza personal-empresarial, frente al bienestar de usuarios y personal médico.
Sería muy interesante que en estos momentos de aparente reflexión, solidaridad y autoexámen, nuestros parlamentarios y el Gobierno Nacional revisaran las cifras que aprobaron en el presupuesto general de la nación y vieran que su voto y la asignación en la próxima vigencia, deben cambiar, pues hoy, irónicamente, dependemos de los más débiles, tanto en su remuneración específica, como en la asignación sectorial: Nuestros médicos, nuestros científicos y nuestros campesinos. A ellos, nuestra gratitud inmensa!»
Luis Gerardo Arias