El señor Donald Trump, presidente de la primera potencia mundial. Primera potencia en qué? En armas, por supuesto, en poder bélico, y con ello en capacidad de hacer daño, de matar. Para quienes no han estado al tanto, en recientes días Mr. Trump ha tomado la decisión de atacar a Venezuela, con el argumento de que en este país gobierna una dictadura “narco-terrorista”.
Apenas ayer los Estados Unidos desplegaron una flota fuertemente armada hacia los mares cercanos al vecino país, y han amenazado con atacar a la patria bolivariana, fundamentados en decisiones de su “justicia” y en la autoproclamación de guardianes del mundo, como si esto fuera una de sus películas de Hollywood. Pero esto no es nuevo, ya lo vimos en Irán, Irak, Afganistán, Siria, Angola, en fin, en todos los países en que el régimen capitalista norteamericano pueda tener un interés, por supuesto, económico, especialmente por el petróleo u otros productos mineros.
Pero, de lo que hasta ahora parece estarse dando cuenta el mono del peluquín, es que en Nueva York, como en varios de sus Estados, el Covid 19, más conocido como Coronavirus, está empezando a notificarle de su capacidad de destrucción y muerte. Mientras en días pasados el presidente de la potencia del norte desestimaba por completo la fuerza aniquiladora del virus, hoy, al menos, ha dicho que se trata de un tema álgido que requiere de la atención de todos y de medidas cada vez más contundentes. Su nación, ante la arrogancia del primer mandatario, se ha convertido en la primera, ya no en armas, sino en infectados y pronto en muertos por el Covid 19.
Si el magnate, hoy presidente, no deja su prepotencia y su hambre del petróleo venezolano, pronto estarán lamentando la historia de la mayor mortandad de norteamericanos, no a manos de otra fuerza bélica, que posiblemente en el caso de Venezuela se acompañe de las armas Rusas y Chinas, sino de un virus tan o más letal que las armas de estas potencias de la guerra. Parece que el Covid, está poniendo en Jaque al señor Trump.
En Brasil, no ha sido diferente la situación con el otro “pseudonazi”, el señor Bolsonaro. Después de describir al Coronavirus como una “gripita” que no haría mella y que no podía paralizar su boyante economía, hoy ha salido a recular su postura y a reconocer que se trata de un asunto de la máxima importancia, aunque esto lo hace después de ver las cifras de enfermos y fallecidos por la “gripita”.
En Colombia, guardadas las proporciones y diferencias naturales, nos iba pasando lo mismo con el señor Duque.
Tardó varias semanas en tomar la decisión de cerrar el aeropuerto el dorado, especialmente en relación con las llegadas de vuelos desde Europa, continente desde donde fue importado en más de un 80% el virus a nuestro país. Seguramente la presión social y las voces valientes de los científicos colombianos (no de Manuel Elkin, quien estaba de su lado, en este caso), lo llevaron a dejar de ver con desdén a la Pandemia, y tomó, por fin, y al menos en el papel, la decisión de cerrar la gran frontera aérea, por donde se nos alcanzó a colar el virus. Quiso, como lo vimos hace unas semanas, echar para abajo las oportunas medidas que tomaron los mandatarios regionales y locales, pero finalmente tuvo que respetarlas y unirse a ellas en el orden de sus competencias. Al lado de Marta Lucía y la no menos deleznable Alicia Arango, casi que se burlaron de la gravedad de los hechos y pareciera intencional el querer que el virus se esparciera por nuestro territorio, con el pírrico argumento de que no habían suficientes casos para empezar con las drásticas medidas.
Pero el que más me ha llamado la atención en los recientes días, es el señor Jaime Arturo Restrepo, alias “El Patriota”, quien se enorgullece hoy, incluso, de que sus hasta ahora adoradores, le llamen “mamerto, o izquierdoso”, palabrejas con las que siempre se refirió a nosotros los librepensantes de sentimiento democrático, cuando, en medio de su odio, retaba a duelo a personas como a Iván Cepeda. Sus trinos hoy, sorprenden y hasta asustan, cuando incluso re tuitea y alaba las palabras del mismísimo Gustavo Petro, en cuanto a las medidas humanitarias necesarias para contener el virus y en especial para evitar que el mismo acabe con los más vulnerables.
Definitivamente este pequeño germen viral, está doblando a los más arrogantes como, según las escrituras bíblicas, David doblegó a Goliat.
Pedro Josè Suàrez Vacca / Opinión Periódico Senxura Tunja