Las guerras de divisas convergen con las guerras comerciales, porque, ambos tipos de competencia económica se dan en contextos en los que hay crecimiento débil y deuda excesiva; pues la constante de los bancos ha sido inyectarle cada vez más dinero a la economía, generando incremento en los impuestos, deuda pública e inflación.
Así, por ejemplo, en la década de los 20’s tras la Primera Guerra Mundial comenzó la guerra de divisas por la hiperinflación en la República de Weimar (actual Alemania), más aún, cuando debían hacer frente a las reparaciones por los enfrentamientos en Francia y Bélgica (uno de los requisitos del Tratado de Versalles), la cual derivó en una desvalorización de la moneda alemana de ese tiempo (el marco) por ende, el gobierno alemán emitió más papel moneda del que permitía su economía, sin respaldo del oro, debido a ello, Francia, Bélgica y Reino Unido exigieron a los alemanes saldar sus deudas con recursos naturales, en vez de dinero.
Sin duda alguna Alemania no fue el único afectado. El Reino Unido cayó en una deflación, por pagarle a Estados Unidos más de lo recibido por concepto de deudas aliadas, especialmente de Francia, y reparaciones de guerra, es decir, varios países pasaron a ser deudores netos. Aunque, Alemania y el Reino Unido volvieron al patrón del oro en 1925, con la crisis económica en Estados Unidos entre 1929 y 1933 el comercio internacional y el círculo de pagos se colapsó al secarse la fuente de recursos, además, para salir de dicha crisis económica se aplicó el “New Deal”, que básicamente pretendía aumentar el gasto público financiado con emisión monetaria sin respaldo del oro.
La Gran Depresión ha sido una de las máximas expresiones, que muestran como los excesos durante periodos de bonanzas conducen a demasiada deuda, de manera semejante, se dio la crisis financiera del 2008. No obstante, en la actualidad se tiene un escenario sombrío, tan sólo una de las razones es la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
Al respecto, China tiene como estrategia destronar a Estados Unidos de su longevo rol en el pacifico occidental, ya que, están ejecutando tácticas contra el país desde varios frentes, cual “guerra fría”. Sin embargo, el gigante asiático tiene un ratio Deuda – PIB más alto que Estados Unidos, la cual esta denominada en dólares, a esto se le suma la deuda de alrededor US$6 billones no oficial reportada por varios medios internacionales. Asimismo, desde la crisis financiera de 2008, su banco central ha impreso más dinero que la Reserva Federal (FED) y pese a que han invertido en proyectos de infraestructura que son de gran utilidad, en el momento están siendo elefantes blancos.
Por más que, el gobierno chino haya comenzado un programa de reducción de deuda y apalancamiento, la economía entró en un fuerte período de ralentización. A su vez, al devaluar el yuan con el propósito de promover las exportaciones y así contrarrestar la subida de los aranceles impuesta por Estados Unidos, puede conducir a que sea más difícil saldar su deuda.
Por su parte, Estados Unidos también tiene un déficit billonario a causa del aumento de la deuda fiscal y corporativa, de igual manera, la crisis crediticia que se avecina con los préstamos estudiantiles sin garantías, esto, sin contar que países como China, Rusia, Turquía e Irán están en proceso de des – dolarización, de forma que están acumulando oro. Ahora bien, el país está en una posición privilegiada gracias al rol único del dólar estadounidense que representa el 60% de las reservas mundiales, el 80% de pagos globales y casi el 100% de las transacciones del petróleo, esto se traduce al control de los bancos y los sistemas de pagos que procesan los intercambios en dólares.
Se podría inferir entonces que, es irrelevante que Estados Unidos tenga o no deuda, pero, solventarla con la flexibilización cuantitativa (QE), que básicamente es imprimir más dinero y comprar securities gubernamentales, presupone una posible inflación a corto plazo y una recesión a largo plazo, porque con dicho proceso ha sido la expansión más débil de Estados Unidos, afectando directamente a los contribuyentes, sobre todo, a los mercados emergentes los cuales terminan siendo daño colateral.
Existen otras herramientas que tiene la FED para combatir una posible recesión como, por ejemplo, las tasas de interés negativas, proyecciones a futuro y el jubileo. A groso modo, la más “conveniente” es el jubileo, que esencialmente es una condonación de la deuda, lo que beneficia a los deudores, pero perjudica a los acreedores. Por lo tanto, la solución más acertada es reducir el gasto.
Aun cuando, se tengan ganadores globales, esta pugna puede llegar a ser militar o biológica, de ahí que, salgan teorías conspirativas sobre la coyuntura actual del brote del coronavirus. Lo cierto es, que la economía mundial sale perdiendo, en vista de un crecimiento global más lento, no solo por parte de las primeras potencias, sino por las crisis de financiamiento de los mercados emergentes, como Argentina, Turquía e Indonesia. ¿realmente los bancos centrales están en una posición en la que puedan lidiar con una crisis o recesión si se llegara a dar algunos de estos escenarios? ¿el ciudadano de a pie está preparado?
Por: Isabella Paz