Es difícil creer la versión del gobierno en un país donde el ejército hace fosas comunes con falsos positivos, la policía es cómplice de asesinatos de líderes sociales, el fiscal anti corrupción está en la cárcel y los embajadores tienen en sus fincas laboratorios de cocaína.
Gracias a la movilización social del 21 de noviembre, donde los abusos de la policía y hasta secuestro de algunos estudiantes quedaron al descubierto de la opinión pública por las redes sociales, hoy el gobierno de Iván Duque se enfrenta a un país consiente de los abusos de poder; los laboratorios de cocaína que tiene su embajador el diplomático Álzate en una de sus fincas, la cual ha sido totalmente incendiada para eliminar toda evidencia, es una vergüenza internacional.
Evidentemente un Estado donde los vehículos blindados de la Unidad Nacional de Protección (UNP) han sido utilizados para transportar drogas, los campesinos y ambientalistas son asesinados por defender el recurso hídrico, la biodiversidad y las parcelas de tierra se otorgan a multinacionales sin control ni exigencias tributarias, los ministros de izquierda y derecha utilizan con tiranía las instituciones para silenciar la libertad de prensa, es un Estado que carece de legitimidad porque no administra justicia quedando totalmente ausente ante sus ciudadanos.
Ni la derecha ni la izquierda le sirven a Colombia, ambos están marcados históricamente por el narcotráfico, la tiranía, la corrupción y los asesinatos de la población civil inocente.
Las nuevas generaciones de colombianos, no comen cuento. Existe un descontento social y la ignorancia que era la principal herramienta de estas clases dominantes para mantener el poder ha disminuido gracias a la globalización, las nuevas tecnologías y la comunicación alternativa que no está cumpliendo la agenda de poder del gobierno de turno.
Debe ser muy duro para Duque, que uno de sus embajadores hoy sea visto por la opinión pública internacional como narcotraficante. Frente a ese episodio, podríamos pensar que el actual presidente está rodeado de bandidos.
Aunque no se puede generalizar, porque seguramente hay personas brillantes que trabajan honestamente desde el gobierno por un mejor país, es claro que hay cosas que no están bien y Duque es muy ingenuo o hace parte del concierto para delinquir que lleva al país al caos, eso solo lo dirá la justicia y la historia en un futuro.
Editorial
Daniel Mejía Lozano